Manuel Rojas / Biografía

Manuel Rojas es reconocido por muchos como uno de los autores más notables de la literatura chilena. Su obra más difundida, Hijo de ladrón, se considera como la mejor novela chilena del siglo XX y su publicación, en 1951, marca un cambio en la forma de tratar los temas ahondando en la introspección de los personajes. Su vida y obra constituyen una dualidad inseparable, ya que en muchos de sus relatos la experiencia biográfica se confunde con la ficción.

De padres chilenos, Manuel Rojas nace en Buenos Aires, el 8 de enero de 1896, en una casa de la calle Combate de los pozos 1678 ubicada en el actual barrio Parque Patricios. Luego, en 1900, sus padres deciden volver a Chile radicándose en Santiago hasta 1903, año en que su madre, que había enviudado dos años antes, decide volver a la capital argentina con su único hijo. Ambos viven en distintas casas de inquilinato de los barrios de Caballito, Flores y Boedo. En 1908 viajan a Rosario y luego, en 1910, se trasladan a Mendoza.

Esta época es, para el niño y joven Manuel Rojas, una época de esfuerzo y penurias, de estudios interrumpidos y ocupaciones ocasionales para ayudar a su madre y, sobre todo, de un aprendizaje callejero en contacto con numerosos seres que, décadas más tarde, convertidos en personajes de sus relatos, retrataría con profunda cercanía y sensibilidad.

A ambos lados de la cordillera

En Mendoza realiza diversos oficios: ayudante de electricista, pintor de brocha gorda, trabajador agrícola y finalmente se ocupa como peón cordillerano del Ferrocarril trasandino. Toma contacto con obreros anarquistas y comienza a leer escritos que promueven esa corriente. En abril de 1912 llega a Santiago desde Mendoza, después de una travesía a pie de la cordillera y escondido en un tren de carga. Vive en piezas de diferentes conventillos y se ocupa en trabajos esporádicos: como pintor de carruajes y cuidador de lanchas en Valparaíso. En todo este tiempo mantiene vínculos con el mundo anarquista, es detenido durante una persecución realizada en 1913.

Por esa época comienza a escribir poesías motivado por José Domingo Gómez Rojas, joven poeta que años más tarde moriría encarcelado víctima de la represión…

Por esa época comienza a escribir poesías motivado por José Domingo Gómez Rojas, joven poeta que años más tarde moriría encarcelado víctima de la represión oligárquica del año 20. Trabaja como linotipista en la imprenta Numen y colabora con encendidos escritos en los periódicos anarquistas La Batalla de Santiago y La Protesta de Buenos Aires. Comienza a vincularse con artistas, escritores y gente del teatro obrero, desempeñándose como consueta o apuntador en algunas compañías teatrales.

En 1917, la revista literaria del grupo Los Diez publica su famoso soneto «Gusano» que aparecerá durante años en numerosas antologías.

En 1921, integrando una compañía de teatro, viaja nuevamente a Argentina. A su paso por Mendoza publica, en la revista Ideas y Figuras,  un conjunto de sus poesías bajo el nombre de Poéticas.

Permanece en Buenos Aires hasta 1924. Estando en esa ciudad logra, con su relato «Laguna», el segundo lugar en un concurso de cuentos del periódico La Montaña. En él describe parte de su experiencia como trabajador en la Cordillera de los Andes. Luego  obtiene otro segundo premio con su cuento «El hombre de los ojos azules» en un concurso de la revista Caras y Caretas.

De regreso a Chile, realiza giras desde Arica a Punta Arenas con compañías de teatro y en Santiago continúa con su labor de linotipista. Conoce a la profesora y poetisa María Luisa Baeza –autora de Canciones para ellos– y a través de ella a Gabriela Mistral. Se estrecha su amistad con los escritores y poetas José Santos González Vera, Antonio Acevedo Hernández y Pablo Neruda.

A fines de 1926 se publica su libro de cuentos Hombres del sur y al año siguiente Tonada del transeúnte que recopila varias de sus poesías. Ambas publicaciones alcanzan un destacado reconocimiento por parte de  los críticos.

Colabora como redactor libre del diario Los Tiempos con artículos firmados con el seudónimo de «Pedro Norte».

Hijo de ladrón

En 1928 es contratado como bibliotecario de la Biblioteca Nacional y se casa con María Luisa Baeza con quien tiene tres hijos: María Eugenia, Patricio y Paz.

A fines de marzo de ese año muere su madre, Dorotea Sepúlveda, con quien Rojas había compartido estrechamente su errabunda infancia y juventud. Era una mujer silenciosa, de vigoroso y abnegado carácter, que le contaba historias a su hijo como única entretención. Narraciones que serían reproducidas por él en alguna de sus obras.

Al año siguiente de casarse, se publica un nuevo libro de cuentos bajo el título de El delincuente. En él aparece El vaso de leche uno de sus relatos más conocidos y conmovedores por su profunda humanidad, junto a un fuerte sentimiento de solidaridad ante el desamparo y el abandono. Este libro recibe los Premios Marcial Martínez y Atenea de las Universidades de Chile y Concepción, respectivamente.

En 1928 se casa con la profesora y poetisa María Luisa Baeza con quien tiene tres hijos. A fines de marzo de ese año muere su madre, Dorotea Sepúlveda…

En 1930 escribe su primera novela que titula Lanchas en la bahía. En ella relata parte de su experiencia como cuidador nocturno de lanchones en el puerto de Valparaíso. Al año siguiente la presenta a un concurso del periódico chileno La Nación obteniendo el primer premio. La obra se publica en 1932 con un prólogo del destacado crítico Alone e incluye el breve texto «Imágenes de Buenos Aires: Barrio Boedo», relato con que Rojas  inicia  su proyecto autobiográfico sobre sus años de infancia en Argentina.

En 1934 se edita Travesía que incluye nueve cuentos. En 1936 publica su segunda novela, La ciudad de los Césares, relato basado en la leyenda de una ciudad encantada de la Patagonia. Ese mismo año fallece su mujer y debe cuidar a sus tres hijos aún pequeños. Asume como director de la Imprenta de la Universidad de Chile, escribe artículos para el diario Las Últimas Noticias, ejerce como traductor en un par de editoriales, vende cartillas en el Hipódromo Chile, es nombrado Presidente de la Sociedad de Escritores de Chile y organiza, en 1937, el Primer Congreso de Escritores Nacionales.  Publica una primera recopilación de ensayos con el título De la poesía a la revolución (1938).

Durante la década del 40, Manuel Rojas colabora con las revistas y editoriales AteneaCruz del Sur y Babel, establece estrecha amistad con inmigrantes argentinos y republicanos españoles, como Enrique Espinoza, Mauricio Amster y Roser Bru. Continúa redactando artículos en diversos periódicos y se re editan algunas de sus obras. Se casa, en 1941, con Valérie López Edwards.

En 1951 después de casi una década de silencio literario, interrumpido sólo por sus ensayos y crónicas periodísticas, publica la que llegaría a ser su obra maestra: Hijo de ladrón.

Esta novela, escrita en primera persona y con numerosos pasajes autobiográficos, introduce al personaje Aniceto Hevia, el otro yo literario de Manuel Rojas, que será protagonista de la tetralogía fundamental del autor.

En 1951 después de casi una década de silencio literario, interrumpido sólo por sus ensayos y crónicas periodísticas, publica la que llegaría a ser su obra maestra: Hijo de ladrón.

Hijo de ladrón cambia el rumbo criollista y local de la novela chilena y le confiere universalidad al tratamiento de los temas. La linealidad temporal es reemplazada por retrospecciones frecuentes y el monólogo interior surge como un recurso que informa sobre los rasgos psicológicos del protagonista. Los personajes poseen la sabiduría inocente que confiere la experiencia y dolor del desposeído, una ética de la solidaridad, un reconocerse en el otro y, a la vez, una conquista de la historia reprimida.

La novela, traducida a varios idiomas, es pieza esencial de las letras chilenas y consolida el reconocimiento literario de Rojas tanto en Chile como en el extranjero. Viaja a Colombia, Estados Unidos, Panamá y Puerto Rico, dictando conferencias sobre literatura.

En 1952 ejerce como profesor en la recién creada Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile y viaja por primera vez a Cuba.

En 1954 se publica su poema Deshecha rosa, dedicado a su mujer fallecida. Al año siguiente aparece Imágenes de infancia, un ampliado relato de su niñez que se completará, en 1983 como obra póstuma, bajo el título de Imágenes de infancia y adolescencia.

Premio Nacional

En 1957 se le otorga, por unanimidad del jurado, el Premio Nacional de Literatura, el máximo galardón y reconocimiento de Chile a sus creadores literarios. Ese mismo año publica varios estudios y antologías sobre corrientes literarias y autores clásicos chilenos, tales como Los costumbristas chilenosMariano Latorre: sus mejores cuentos y Alberto Edwards: cuentos fantásticos, antologías que se completarán más tarde con un estudio sobre Blest Gana (1961).

Al año siguiente se publica Mejor que el vino, segunda novela protagonizada por Aniceto Hevia con la que obtiene el Premio Mauricio Fabry. Situada en Argentina y Chile, se ocupa de las experiencias amorosas del personaje central y corresponde al cuarto momento cronológico de las 4 novelas que se suman a Hijo de ladrónSombras contra el muro (1964) y La oscura vida radiante (1971).

En su Antología autobiográfica, Rojas presenta la genealogía de sus más importantes novelas y cuentos, definiendo y aclarando los rasgos autobiográficos de sus narraciones.

Continúa viajando. En Caracas dicta un curso sobre creación literaria que se editará más tarde en un cuadernillo bajo el título Apuntes sobre la expresión escrita (1960). Es invitado por varias universidades de Estados Unidos a dar conferencias, entre ellas, la Universidad de Washington en Seattle, la Universidad de Oregon y la de California en Los Ángeles.

En 1958 se estrena Población esperanza, obra de teatro escrita en conjunto con la dramaturga Isidora Aguirre.

En 1960 aparece su novela Punta de rieles, obteniendo un amplio reconocimiento de la crítica y de los lectores. Se publica también su libro de ensayos El árbol siempre verde, que incluye su escrito «Algo sobre mi experiencia literaria», donde Rojas da cuenta de sus inicios en la literatura, de sus propósitos y preocupaciones en torno al estilo y otros temas del oficio literario.

Al año siguiente, la Editorial Zig-Zag de Chile publica sus Obras completas, título inexacto ya que no logra reunir la totalidad de su vasta obra. Aparece su Antología autobiográfica, donde el propio Rojas presenta la genealogía de sus más importantes novelas y cuentos, definiendo y aclarando los rasgos autobiográficos de sus narraciones.

En 1962 viaja a México desde Estados Unidos y en Ciudad Juárez se casa con Julianne Clark. Reside en el Distrito Federal y escribe Pasé por México un día (1965), libro basado en sus lecturas sobre la literatura y la historia mexicana, así como en sus vivencias en este país. Estando en México, publica además y para la UNAM: Esencias del país chileno, una antología de poetas nacionales, y su Historia breve de la literatura chilena, una personal presentación de los nombres más destacados de la narrativa nacional, que fue  muy discutida por los críticos y pares.

En 1966 viaja a Cuba, inicialmente como delegado chileno, junto a Salvador Allende, a la Conferencia Tricontinental, y luego participa como miembro del jurado del concurso de literatura de Casa de las Américas. Desde Cuba parte a Europa y visita España, Portugal, Italia, Francia, Inglaterra, Czechoslovakia y Rusia, volviendo a Chile vía los Estados Unidos. Las traducciones de sus libros se multiplican.

Tres años después es invitado a Israel y escribe Viaje al país de los profetas, donde relata sus impresiones sobre el país, su situación histórica y su gente. Antes de regresar a Chile visita nuevamente España y Grecia.

En 1969 Manuel Rojas empieza a escribir lo que será su última novela: La oscura vida radiante, la cual fue publicada en Buenos Aires – Argentina, en 1971. Por su contenido la dictadura de Pinochet impide que esta obra sea editada en Chile, lo que sólo se hará, más de diez años después, en 1982.

A comienzo de los años 70 la Editorial Sudamericana publica una importante recopilación de sus relatos con el nombre de Cuentos (1970). Posteriormente la Editorial Aguilar de Madrid publica Obras (1973), una extensa compilación de sus poesías, ensayos, cuentos y novelas.

El 11 de marzo de 1973 Manuel Rojas fallece en Santiago. A su funeral asisten numerosas personalidades del mundo cultural, político y social  de Chile, entre ellas el Presidente Salvador Allende. El Senado de la República le rinde un especial y sentido homenaje.

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