Hijo de ladrón
Libro y Reseña
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Primera edición: Ed. Nascimento – Santiago de Chile, 1951 Última edición: Tajamar Editores – Santiago de Chile, 2018 ReseñaHijo de ladrón rompe y supera la tradición de corrientes como el Naturalismo, el Criollismo, el Realismo y todas las variantes narrativas que predominaban hasta ese momento en la literatura chilena y Latinoamericana. Su publicación, en 1951, se anticipa a otras obras rupturistas como Los pasos perdidos (1953) de Alejo Carpentier, Pedro Páramo (1954) de Juan Rulfo y es contemporánea de El túnel (1948) de Ernesto Sábato y de El Señor Presidente (1943) del Premio Nobel guatemalteco, Miguel Ángel Asturias. Por ello, muchos críticos y estudiosos consideran a Manuel Rojas como pionero del llamado Boom Latinoamericano, movimiento que alcanzaría su mayor desarrollo en la década de los años 60 y 70. Hijo de ladrón es antes que nada un punto de partida. Desde la perspectiva del proyecto de Manuel Rojas, es el lugar donde nace Aniceto Hevia, personaje cuya vida y derroteros continuarán narrándose en Mejor que el vino, Sombras contra el muro y La oscura vida radiante. Desde la perspectiva de la narración, es igualmente el señalamiento de un punto de partida, compuesto por dos elementos fundamentales. Primero, un lugar específico en la sociedad, marcado por condiciones materiales a su vez específicas. Luego, un relato íntimo, desde la conciencia de Aniceto Hevia, retrato del tránsito de sus afectos, de sus recuerdos de infancia, y del aprendizaje que va realizando en sucesivos encuentros con otros sujetos. Lo que comienza en Hijo de ladrón es un sinfín de diálogos que van matizando aquellos dos elementos. La alusión a los sinos fatales del naturalismo, esa marca de nacimiento, es tensada por el deseo intenso que vemos en el movimiento permanente de Hevia. Y no es que el sujeto se imponga sobre la marca y la haga desaparecer. Al contrario, le da significado. El afecto cifrado en ese origen es el mismo que llevará al protagonista a formarse en una subjetividad que resiste la fatalidad impuesta, el mismo que logra apropiar ese margen, y en su retrato hacer una lectura crítica de la sociedad. El tránsito que empieza en Hijo de ladrón abre un espacio que reinterpreta las preocupaciones de la literatura que la precede. Un punto de partida, tanto para la narración como para la lectura que invoca. Hijo de ladrón, contiene un prólogo de Carla Cordua, el texto sobre la novela proveniente de Antología autobiográfica y un glosario de personajes. |
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